Fotografía En Escenas De Agua

Pasear por la ribera de un río o junto al mar, ya sea por la orilla, por un acantilado o un saliente rocoso donde las aguas juegan en su continuo vaivén, el constante goteo de una fuente, una superficie repleta de gotitas tras la tormenta, la tormenta en sí. Todo ello nos puede llevar a un estado de absoluta relajación y conexión con el entorno.
El agua va y viene, nunca se detiene, guarda cierta similitud con la vida de las personas. De tal manera nos encontramos ríos alegres de aguas rápidas y catarinas, aguas de mar embravecida, aguas que saltan al vacío de manera imprudente y hasta aguas tristemente estancadas privadas de su libertad.
Desde el punto de vista fotográfico cualquiera de ellas nos va a proporcionar un inagotable «chorro» de escenas en las que demostrar nuestra técnica y plasmar con ella las sensaciones que nos aportó ese momento.
Para ello tenemos varias herramientas de las que hacer uso.
En cámara podemos jugar con parámetros como:
-El balance de blancos, es interesante modificarlo si queremos restarle la sensación de frialdad que suele haber en parajes húmedos con tonos azulados y pálidos grisáceos o todo lo contrario en zonas soleadas cargadas de amarillos y naranjas máxime si es en momentos del mediodía.

Imagen a WB 7600 k. Con ello se incrementó el ambiente del atardecer.

-La profundidad de campo, dejando fuera de foco elementos que nos sobren en la composición o resaltando más los detalles del sujeto principal. Pero ojo, todo tiene su coste, esto redundará en una variación en los tiempos de exposición. A más profundidad de campo, más tiempo de exposición. Intentaremos no excedernos para evitar así efectos como la difracción.
-El tiempo de exposición, del que hablaremos un poco más abajo.

Podemos centrarnos en un detalle caprichoso concreto o hacer una foto muy angular para capturar el máximo de escena posible. En situaciones así hasta un flare queda de maravilla sin abusar de ese efecto aportándole un toque cinematográfico, sólo hay que dejar que la luz del sol o una artificial entren en la lente de manera más directa.
-La altura de la toma también dará otro sentido a la imagen, una toma cenital desde un acantilado nos hará sentir como pájaros que no sufren de vértigo.

Herramientas extra como filtros polarizadores, filtros de densidad neutra (ND), flashes o un trípode medianamente estable son a veces necesarios y cuando menos recomendables para conseguir el efecto deseado.
No es igual capturar una gota perfectamente suspendida en el aire que realizar una sábana o seda dándole ese toque irreal, transformar el agua en cristal limpio o dejar que adquiera un aspecto gelatinoso.
Sin lugar a dudas el factor más determinante es el tiempo de exposición donde convergen la mayoría del resto de factores.
Al usar flash conseguiremos un brillo extra y y congelaremos la imagen con más facilidad ya que no forzaremos la velocidad. Sin él, para un movimiento del motivo no demasiado fuerte, con velocidades entre 1/125s – 1/250s habremos detenido más que correctamente la escena.
Si por el contrario nos encanta el efecto seda, tenemos un abanico enorme de posibilidades. Si queremos suavidad mi recomendación es usar velocidades de 15 segundos en adelante incluso a llegar al modo BULB para efectos extremos. De ahí que dependiendo de la hora del día y las condiciones lumínicas se haga necesario el uso de filtros que «apaguen» la luz ambiente y nos ayuden a alargar la toma.
Yo personalmente suelo usar un filtro Hoya ProND 1000 que resta 10 pasos de luz y disparo a 30 s. El efecto es ya bastante acusado. Cualquier salto de agua por pequeño que sea lo habrás convertido en seda.

Imagen tomada a 30 s de exposición.

Con un filtro polarizador se pueden conseguir muy buenos resultados pero resta mucha menos luz. Sin embargo tiene una posible ventaja según nuestros fines y es que al quitar los reflejos del agua podremos ver el fondo de una manera bastante clara. Eso en superficies no muy movidas, claro, aguas relativamente tranquilas.

Imagen tomada a 25 s y WB 5600 k con polarizador circular con el que se restó parte del reflejo del cielo pudiendo apreciar mejor el fondo del lago .

Veamos un ejemplo de cómo varía una foto en relación al tiempo de exposición.

Con velocidades no demasiado lentas pero a su vez nada rápidas lo que conseguiremos es incrementar la sensación de movimiento y eso, en una zona de aguas turbulentas es fantástico para darle un toque de dramatismo a la foto. Cada foto pintará un trazo y ese cúmulo de trazos pintará un cuadro precioso.

Como se puede apreciar en esta secuencia del mismo motivo, en la primera el mar se ha convertido en una nube blanca al durar 30 segundos la exposición, en la segunda a 2 segundos ya se aprecia cierto movimiento en las olas, pero en la tercera se ha ganado dramatismo y las pinceladas de las olas presentan un cuadro mucho más atractivo. No siempre hay que hacer una foto que dure una eternidad para conseguir el mejor resultado.
Sólo se trata, como siempre, de experimentar y disfrutar de la fotografía.

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