Cada día visualizamos cientos de imágenes de todo tipo. Procedentes de las redes, televisión, revistas, el cartel del bus… Todas ellas nos estimulan de una u otra manera, pero no todas quedan almacenadas en el » rincón de fotos que significan algo más «.
Si bien las personas que disfrutamos con la fotografía vemos y analizamos más imágenes que el resto, es innegable que también nos sentimos más atraídos por unas u otras de una manera visceral.
Me ocurrió hace unos meses viendo las fotos de un amigo, Julián Montero (el de la derecha en la foto)

Sus fotos manifiestan la mente inquieta que esconde su aspecto tranquilo. Imágenes llenas de sensibilidad, resaltando la esencia humana de las personas, la importancia de la familia, la convivencia y por supuesto del medio en el que todo se desarrolla, tierra, mar y cielo. Varias se me quedaron grabadas a fuego.
Paseando el otro día por la playa reviví una de ellas al encontrarme con unos hombres pescando en un espigón. La de Julián presentaba una gran cantidad de personas pescando en un espigón recortadas en la luz del ocaso, era muy impactante, con un gran contraste. Lo que yo me encontré no era la misma escena pero repetía varios elementos y sumaba otros.

Tres personas en un viejo arte como el de la pesca, la serenidad del mar que ese día no se empeñaba en arropar al espigón, el sol inclemente que dos de ellos desafían a pecho descubierto afanándose en hacer productivo su esfuerzo, otro sólo espera que pique algo, que la caña se mueva. Todo se parece tanto a la vida cotidiana de esta sociedad… unos se esfuerzan y otros esperan el momento idóneo o quizá piensen que las oportunidades llegan solas.
Para completar la similitud con la vida, desde el islote cercano unos seres alados observan a los protagonistas. Probablemente piensen esas gaviotas lo supeditados que estamos los humanos al uso de unas herramientas artificiales y no a nuestros dones naturales. El paso del tiempo ha ido matizando nuestros instintos.
Esta foto pedía a gritos un blanco y negro y un buen contraste.
Una de esas escenas que todos guardamos en ese rincón de la memoria.
Gracias Julián por la inspiración.