
Banderas de un país cualquiera o estandartes de un partido político u otro. Cada cual porta su llave pensando que es la clave correcta para asegurar el futuro de todos

Hay para quienes la llave debe ser ligera, fácil de llevar, pero quizá se parezca demasiado a una llave de juguete.

Para otros la llave debe ser más grande, con un paletón basado en un dibujo muy básico. Probablemente demasiado arcaica esta llave. Es curioso pensar con qué partido político podríamos asemejarla, jajaja! Además su color oscuro parece augurar historias de esclavitud, antiguos grilletes o calabozos.

Y como no, tenemos la llave del que cree que no se le escapa nada, llave de difícil ejecución. Su llave es lo más. Para algunos la llave perfecta. Una llave soberbia para un soberbio, propia del que cree tener el mayor tesoro, tanto es así que lo esconde y no lo disfruta ni él ni nadie. Lo malo es que quien quiere abarcar tanto en detalles pierde muchas veces la eficacia en su fines más básicos.
¿Será alguna de estas la llave de nuestros años venideros?
Nos veo forzando la cerradura… toda puerta se puede abrir.
