Siete Niveles De Fotógrafos

Revisando las notificaciones de los canales de Youtube a los que estoy suscrito me apareció uno de Alter Imago en el que Eduardo Gómez da su explicación y opinión sobre un artículo del año 2003, original del fotógrafo neoyorquino Ken Rockwell.
Link del vídeo: https://youtu.be/tihCNzQaCCQ

Artículo original de Ken Rockwell: «Seven levels of photographers«, en español «Siete niveles de fotógrafos«.
Nos hace una reflexión curiosa e interesante de las etapas en las que podría encontrarse cualquier fotógrafo en algún momento de su vida.

Podemos enumerar estas etapas de la siguiente manera:

1. Principiante: Comienzas a pensar la foto. Ya no eres la persona que dispara anecdótica o circunstancialmente sin sopesar lo que está haciendo. Es una etapa bonita porque todo es nuevo. Es la etapa también de la busqueda de material, cámara, accesorios,….Comienzas a formar parte de grupos y como no, dentro de esos grupos hay personas con las que empatizarás y otras a las que detestarás por su manera de ver la fotografía o de comunicarse.
2. Aficionado: El amateur, el amante en este caso de la fotografía. Es el fotógrafo que ha seguido investigando y ha desarrollado algo de técnica y experiencia. Puede lograr resultados aceptables y se empieza a exigir cosas. Hace cursos, disfruta de salidas y experimenta cualquier tipo de fotografía por placer. Es un fotógrafo que no tiene aún intención clara de venderse.
3. Emprendedor: Empieza a plantearse sacarle partido aunque sea de manera paralela a un trabajo que ya tenga. Cree que tiene el tiempo suficiente para crear una empresa y se preocupa de estudiar el marketing necesario. Los cursos que realiza son con miras a obtener beneficio de la fotografía.
4. Profesional: Es el fotógrafo a tiempo completo. Renunció a su otro trabajo y ahora de lo que debe preocuparse es de cómo poder hacer la fotografía que le haga disfrutar aparte de ganar dinero. Trabajar haciendo la fotografía que te imponen como una obligación aunque no te guste nada puede derivar en frustración, no hay que trabajar solo por dinero.
Da igual el caché que tengas, no se trata de si cobras tu trabajo más o menos caro, sino de que vives de ello y hay sitio y mercado para todos.
5. Artista: «The heaven» como lo llama Ken Rockwell. El fotógrafo consagrado. Es al que buscan por su estilo. Van a él y le dan libertad para hacer lo que crea conveniente. Confían en el resultado ciegamente. Está en un momento dulce.

Imagen publicada por Xatakafoto

6. Experto: Podemos definirlo como el tocanarices de la fotografía que se permite criticar el trabajo de quien se ponga por delante pero nadie recuerda cual fue la última vez que enseñó alguna de sus obras. Solo lo vemos hablar. No enseña lo suyo y asi no se expone a lo que él mismo hace que es criticar. No podremos dar valor a una crítica si no viene justificada con unos conocimientos de fondo.
7. Tecno geek: Es el fotógrafo supertecnológico que piensa todo el tiempo en el equipo. Estoy de acuerdo con Eduardo Gómez cuando dice que es un personaje que debe existir. Puede que no muestre ni hable sobre fotografia creativa y que se centre más en pruebas de equipo y accesorios pero ese aprendizaje que comparte con nosotros evitará que elijamos opciones erróneas y hagamos desembolsos absurdos dependiendo de nuestras necesidades reales y nuestras pretensiones. Suelen ser enciclopedias vivientes sobre cámaras, sistemas y accesorios.

La pasión de un Techno geek por todo tipo de accesorios. Fotografía obtenida de Fotografía-Facilísimo.

Me ha parecido una división bastante acertada de los tipos de fotógrafo que hay de una manera extemporánea y seguro que al momento nos habremos ubicado a nosotros y a nuestros colegas en una de ellas.

Fotografiar En Sitios Abarrotados De Gente

Es bastante normal asistir a un evento multitudinario sea del tipo que sea. Un concierto, la presentación de un producto, una fiesta de alguien conocido, una exhibición, la inauguración de un lugar…
Todas ellas son situaciones en las que el fotógrafo pondrá a prueba su temple. ¡Ante todo mucha calma!
Si bien es importante tener claro a qué fotografías podemos aspirar a obtener en cada lugar – todos queremos la foto idílica y espectacular que vimos en Instagram – no debemos dejar que las múltiples complicaciones propias de tal aglomeración de personas tiren por tierra lo que puede ser un día maravilloso haciendo fotos.
Cada cual va a su aire, te empujan justo al pulsar el disparador y tu imagen sale movida, golpean tu trípode corriendo riesgos tu equipo, la zona que has elegido como motivo se vuelve por momentos la más transitada o los pocos que allí hay se apalancan y no hacen por entender tus miradas pidiendo un mínimo de comprensión… todos, todos, todos hemos pasado por un momento parecido.
Una de estas anécdotas la volví a vivir este mes de Julio coincidiendo con mi paso por la ciudad de Oporto (Portugal). No era la primera vez que la visitaba pero me apetecía entrar de nuevo a la famosa Librería Lello, que bien merece un reportaje propio a conciencia.

Conocido es por todos su atractivo visual y la cantidad de libros que alberga pero no todo el mundo conoce la importancia que tuvo en el cambio político que desembocó en la actual República Portuguesa.
Las colas que se originan a su entrada ya deberían avisarnos de que la cosa no será fácil. Imposible sacar una imagen de la impresionante escalera vacía, todo el mundo se detiene a admirarla y a continuación se acribillan a selfies con sus propios móviles en todos los ángulos posibles ya que en cada uno de esos selfies aparecen cabezas o extremidades de otros visitantes y eso no queda nada bien. En unos minutos se suceden cientos de poses con el mismo gesto, la misma sonrisa, el mismo encuadre.
En la planta de arriba… más de lo mismo. Gente que se agolpa en la balaustrada, gente mirando el imponente techo vidriado que da luz a la estancia y gente manoseando ciertos volúmenes de encuadernación delicada que abren hasta que crujen mientras posan sus dedos en una página dejando su huella inmortalizada.
¡Desesperante! Una solución a esta locura puede ser el hacer de este caos nuestro aliado.

Planta superior de la Librería Lello en Porto, abarrotada como suele ser habitual.

Lo más obvio, hacer fotografías que remarquen esa sensación de agobio (varios pares de manos rebuscando en un montón de libros, una panorámica en la que se aprecie tanto el tamaño de la librería como la masificación de personas) pero también podemos forzar un poquitín nuestras cámaras y nuestro pulso y realizar unas capturas en las que tenga protagonismo el movimiento. En determinados lugares podríamos llegar a hacer desaparecer a los viandantes si tenemos en cuenta la luz ambiente, el atuendo de las personas y el tiempo de exposición. Un buen sitio para probar esta larga exposición sería una plaza con un paso medio de personas a media  luz o usando un filtro de densidad neutra.
Desde la planta superior tenemos visión de la planta inferior y es muy fácil sacar fotografías en las que aumentándose un poco el tiempo de toma se vea la estela de algunas personas al desplazarse de aquí para allá. De idéntica forma un picado sobre su escalera roja mientras suben o bajan personas puede darnos resultados interesantes aparte de incrementar la sensación de altura y profundidad de dicha escalera.
Por otro lado, siempre podremos centrarnos en detalles puntuales, enmarcándolos de manera que queden aislados sin las personas de alrededor. Por ejemplo el trozo de alguna vitrina, una talla en la madera o el yeso pintado de otra zona. Casi nadie fotografiaba los bustos de varios escritores colocados sobre las estanterías. También es factible obtener buenas perspectivas de las estanterías y las obras que allí hay.

Mientras contemplaba el loco ir y venir de los visitantes bajé la vista y vi una foto. La parte superior de las estanterías de la planta baja terminaba en la baranda de madera de la parte superior. A través de esa baranda se apreciaban varios pares de piernas de aquí para allá o algunas piernas de alguien asomado a esa baranda. Me pareció curiosa la inmovilidad de los libros abajo frente a la actividad que se intuía arriba.

Después de escapar de la persecución que sufrí de un turista y su cámara, que debió pensar que yo sabía lo que hacía con la mía (me estuvo persiguiendo 15 minutos), vi otra foto que plasmaba bastante bien lo absurdo del comportamiento humano. En esa librería prácticamente todo el mundo estaba obsesionado con sacar su foto y no en buscar un libro. En esa baranda se me presentaban varias personas de distinta etnia con sus artilugios preparados para conseguir la preciada foto original e irrepetible. Tenia que hacer esa foto, sí o sí, ¡click!

¿A la búsqueda de la originalidad?

En definitiva, hay que entrenar más el ojo, analizar visualmente y disparar menos compulsivamente.
Ejercitad vuestra creatividad, os sorprenderéis con los resultados finales.

Robert Frank – El Maestro De La Fotografía Cotidiana

Robert Frank

«Muere a los 94 años Robert Frank, fotógrafo, peregrino y forastero en la tierra» El País

«Muere … , un gigante de la fotografía documental» Diario de Sevilla

Robert Frank, La Mirada de América, nos ha dejado. Ningún titular podrá plasmar toda la esencia de esta mente inquieta, de este maestro de la fotografía cotidiana. 

«Provocativo» lo definió Hollywood Reporter. Según otros revolucionó con una sola publicación el lenguaje fotográfico. Fue alabado como cineasta independiente.

La vida de los banqueros de Londres, de los mineros escoceses o de las estrellas del rock fueron inmortalizadas por este suizo de ascendencia judía.  A su vez él también se vió inmortalizado en una maravillosa imagen tomada por otro emblema de la fotografía y de la agencia Magnum, Elliott Erwitt, una imagen que todos mantendremos en nuestra memoria. En ella aparece en una cocina bailando cariñosamente con su mujer Mary Lockspeiser durante su estancia en El Cabanyal (Valencia) en 1952.

Robert Frank bailando con su mujer Mary Lockspeiser – Foto de Elliott Erwitt

Todos sentiremos la ausencia de este gran maestro que vivió su pasión por la fotografía como una experiencia vital y no como un trabajo. Seguiremos disfrutando de su legado.

Descanse en paz, Robert Frank.

Bloqueados – Sensaciones Tras Una Inauguración

Dos hermanos en un mismo proyecto, Evaristo y Santiago Benavides (de izda. a dcha.)

Un rizo de la vida hizo que fuera posible. Dos hermanos con inquietudes artísticas decidieron mezclar imágenes como gotas de pintura sobre una misma paleta. El resultado ha sido un cuadro de sonrisas, sueños cumplidos, calor humano y luz, mucha luz.

Cartel de la exposición

La exposición «Bloqueados»  nada más comenzar ha sido todo un éxito.
En este momento, sentado a la orilla de un río con la pareja que me animó a realizar esa empresa (Marga Ocete), recuerdo cada una de las personas que regalaron un ratito de su preciado tiempo para estar con nosotros.
Mi agradecimiento incondicional a todos.
Hoy soy más feliz que ayer.

Exposición Bloqueados. 06/09 – 31/10

Fotografías de: Evaristo Benavides y Santiago Benavides.

Lugar: Decobar Saltamaría – Cristo de San Agustín 12, frente a Parking de San Agustín – Granada.

Tengo el gusto y la ilusión de presentar en este blog una exposición de fotografía que surgió como reto personal y anécdota que me aportara algo más.
BLOQUEADOS es un proyecto conjunto de Evaristo y Santiago Benavides, dos hermanos enamorados de la fotografía y las múltiples historias que se esconden detrás de cada imagen.

Imágenes sencillas, sin artificios, que por si solas ya aportan sensaciones pero observadas en su conjunto y acompañadas de un texto te llevan a un significado más amplio.
Imágenes de nuestro día a día que pasan desapercibidas. Imágenes para las que ya no disponemos del suficiente tiempo para contemplar y meditar sobre el entorno que nos rodea, nos afecta y la manera en que nos enfrentamos a él.

Las fotografías estarán disponibles a la venta por si hubiera algún interesado.

Emilio Castro. Amar La Fotografía

¿Qué puede haber más bonito que una declaración de amor?
El fotoperiodista Emilio Castro nos deja una de las más emotivas y sinceras hacia nuestra querida Fotografía.
Siendo muy joven la conoció, lo encandiló y desde entonces sigue colado hasta las trancas por ella.
Sus años de experiencia y la entrega absoluta en esa relación se hacen sentir en cada una de sus palabras.
En una época en la que todo es superfluo, donde parece darse más importancia al «cacharreo» que a la técnica y los conocimientos, la vanidad ocupa nuestras pantallas y la realidad queda distorsionada digitalmente.
Fotógrafos como Emilio Castro siguen ahí en la sombra afianzando los cimientos y la esencia de la Fotografía, bien para el que la busca como forma de vida, bien para esas otras personas que prefieren admirarla como medio de expresión artística y motivación personal.
Dejo aquí su relato y enlace donde poder contactarle (pincha su nombre).

Emilio Castro Juárez – Fotoperiodista

LA CAJA , por Emilio Castro

«La Caja, la caja negra me fascinó en cuanto supe de su existencia. Le entregué tiempo, toneladas de tiempo, mi juventud y toda la imaginación de la que soy capaz. Ella me correspondió regalándome mundos desconocidos, lugares increíbles y personas únicas. Aprendí su idioma, que desde mi adolescencia es el mío, miré y miré hasta nublarme la vista. Me enseñó el significado de la palabra paciencia, a mí que subía los escalones de tres en tres.
Solo veía formas y fondos, volúmenes divergentes y líneas convergentes, que una vez comprendidas, tenía que meter en un rectángulo. Fuera de sus contornos no hay nada, el vacío que se diluye inconcreto en nuestra memoria frágil, como todo lo demás con el paso del tiempo. Crecí sujetando fuertemente mi caja, sintiéndome un mirón, un cotilla silencioso vestido de negro, que mira el mundo a través de un ojo de cristal. Acabó formando parte de mi cuerpo, un apéndice que obliga a mirar más allá de lo obvio, evitando los árboles que no dejan ver el bosque. Girando al son de la luz, encanecí peleándome con ella, sus DIN y sus ASA que luego se convirtieron en ISO, tratando de entender su oscura naturaleza. Como una pluma, la máquina narra a veces la realidad, otras la mentira, eso sí, invertida y más pequeña. Buscando la esencia y guardándola en capsulas del tiempo de 36 x 24 mm, me sentí un privilegiado desde entonces sujetando entre las manos un arma poderosa que deshace vanidades, confirma realidades y convierte a enanos en gigantes, a fin de cuentas la honradez no es cosa de máquinas, sí de personas.
¡Qué suerte es poder hacer periodismo a través de ti!, periodismo y cualquier otra cosa con alma.
Ahora todo el mundo dice conocerte, la mayoría te usa desde su ignorancia inconsciente, para dejar bien claro ante todos que es gilipollas, repitiendo el cromo de su cara como único paisaje una y otra vez para pavonearse en busca de un “me gusta”. Todo el mundo se tatúa, todo el mundo tiene perro, todo el mundo dispara sin saber por qué, nadie aprecia lo que ignora. Antes, eras la memoria de papel que vivía por siempre en cajas de galletas de lata. Nos hacías volar al pasado, incluso al que no conocimos. Ahora los recuerdos se van reciclando a medida que se va llenando y vaciando la memoria sd.
Ya no me das apenas de comer ni en blanco y negro ni en colores. El dedo índice de mi mano derecha no señala el momento justo, no divide el tiempo en trocitos. Da igual, si no te importa, yo seguiré poniéndome nervioso y excitado ante ti, ante la belleza geométrica. Seguiré siendo un privilegiado por sentirte en tu silencio, solo roto con un clic.
Por si nunca te lo he dicho, te amo fotografía. Soy el resultado de haberte conocido.
P.D. Dedicado a todos los fotoperiodistas y fotógrafos y a todas las personas que sienten y aman la fotografía.»

Berenice Abbott. Retratos De La Modernidad

Esta fue mi segunda elección entre las exposiciones de Photo España 2019 que llamaban mi atención. El centro que acoje la exposición es el edificio de Fundación Mapfre en la madrileña zona de Recoletos. Visitable de Lunes a Domingo siendo la entrada gratuita solo los Lunes. Precio: 3€.

Nada más entrar pude comprobar que iba a ser muy distinta a la de William Klein. Una razón obvia es la época en la que realizó su obra, más antigua que la de Klein. Una época en la que no todo el mundo podía disponer de una buena cámara y unos buenos objetivos. Esto originó que Bernice (cambió su nombre a Berenice en 1921 en Francia) tuviera que aceptar todo tipo de trabajos con los que poder adquirir herramientas de calidad y de paso poder alternar lo justo con el grupo de personas que atrapaban su interés, los cuales manejaban una economía más saneada que la suya. Eran un grupo de artistas e intelectuales de la zona del Greenwich Village neoyorquino que marcaron a Berenice en su vida personal y en sus proyectos. Entre ellos destacar a Mina Loy, Marcel Duchamp o Djuna Barnes.
Las imágenes de su obra abarcan desde perspectivas imposibles de la ciudad que la acogía hasta imágenes al microscopio en su etapa de fotógrafa científica.
Una parte de su obra la dedicó al retrato y si bien técnicamente es mejorable, hay que valorar lo que había detrás de esos rostros y esas poses. Muchos de esos retratos fueron a mujeres y hombres que nacieron con una sexualidad distinta al supuesto estándar. Miradas cómplices, seguras y teatrales conscientes de su papel en una sociedad que hasta la fecha había juzgado su ambigüedad aceptándola silenciosamente y observándola sólo de reojo. Ese testimonio gráfico muestra la valentía de esas personas en su intento de presentarse públicamente como sentían en su interior.

James Joyce; Janet Flanner

Deja retratos de algunos personajes conocidos de la época como James Joyce, Jean Cocteau, Paul Morand o André Gide entre otros. Al mismo tiempo suponen un testimonio gráfico de la moda del momento.
Fue una gran documentalista en un momento de explosión de modernidad. Centra su atención en todos los avances tecnológicos del momento y atrapan su mirada las moles arquitectónicas que crecen más y más a un ritmo vertiginoso.

En su devoción por el también fotógrafo Eugène Atget del que aprendió muchísimo y del que reconocía sentirse muy influenciada llega incluso a comprar su obra para promocionarla. En esta exposición hay una zona dedicada a este autor francés con muy buenas obras, me encantaron, me parecieron pocas.

Comercios; estaciones; bloques de viviendas; el puente de Manhattan

Ella nos enseña una ciudad en su día a día, su ropa tendida al sol, sus ferreterías abarrotadas de cacharros. Nos lleva a las estaciones de tren que terminaron siendo símbolos de un país. Mira arriba buscando el final de las líneas que forman los rascacielos en sus perspectivas imposibles y mira abajo desde ellos escrutando el funcionamiento de ese hormiguero.

Fue una mujer valorada y laureada y de la que algunos pudieron disfrutar en su faceta docente. Una mujer que vivió intensamente y que pudo sentir en vida parte del reconocimiento que todo artista merece.

William Klein. Manifiesto

Entrada a la exposición – Ya se adivina que no va a ser una exposición más.

Espacio Fundación Telefónica – Fuencarral,3 – Madrid
Del 07/06/2019 al 22/09/2019
El verano está muy caliente y en el plano fotográfico y artístico está que arde. PhotoEspaña2019 nos regala una selección de artistas consagrados imprescindibles en nuestra cultura fotográfica repartiendo un buen número de exposiciones por toda la geografía española. Como es lógico, no todo el mundo podrá asistir y por supuesto será bastante improbable verlas todas. Nos toca elegir.
Aprovechando las vacaciones elegí Madrid y así de paso me paseaba por alguno de sus barrios pintorescos, en este caso Malasaña, pero esa es otra historia. No quería perderme por nada del mundo la obra de uno de los mejores fotógrafos del siglo XX, William Klein. Si a eso le sumamos lo atractivo que es el edificio donde se ubica la exposición, entonces quedaremos totalmente satisfechos con la experiencia.
Fundación Telefónica dispone de unas instalaciones en pleno centro de Madrid muy interesantes. Entrada amplia en la que se separa una zona clásica de otra más innovadora. Para acceder a las distinas plantas del centro resaltan su ascensor de dimensiones y forma atípicas pero sobre todo su escalera, que es toda una obra maestra de arquitectura y diseño.

Espectacular escalera de acceso a plantas.

Como el mismo día teníamos pensado ver una segunda exposición de la fotógrafa Berenice Abbott en la zona de Recoletos, concretamente en la Fundación Mapfre, no podíamos perder mucho tiempo, nos dirijimos rápidamente a disfrutar la del Neoyorquino Klein.
Definido como padre de la fotografía moderna. Despliega más de 200 obras en las que se aprecia su evolución. Pinturas, fotografía abstracta experimental, fotografía documental de la sociedad en Nueca York, Paris, Roma, Moscú, Tokio… También podemos visualizar varios cortos cinematográficos. Dedicó nada más y nada menos que 20 años de su vida a esa parcela artística.

Una de las zonas de proyección.

En una de las proyecciones el propio artista nos habla emocionándonos de su proceso creativo, el porqué le atrae una escena u otra y la diferencia entre una imagen cualquiera y «una foto» (te emocionas de veras).

Son curiosos los telones pintados a modo de biombos orientables, que usó en imágenes de sus trabajos para el mundo de la moda.
De igual manera impresiona su apuesta por el Letrismo. Obras maravillosas que de por si nos abstraen del mero significado de las palabras. Esta tendencia la aprovecha y la ensalza en otras de sus fotografías.
Los amplicontactos fueron otro de los recursos de la época en el proceso creativo. Klein no es menos y nos enseña una serie con imágenes de caracter social y reivindicativas sobre la sempiterna sexualidad de las personas.

Amplicontactos de Klein.

Klein se implica en la escena siempre. Si no estás lo suficientemente cerca, la foto no será tan buena. Esta idea planteada ya por Robert Capa la siguió a rajatabla. Tal es así que con su 28 mm llegaba incluso a deformar las proporciones de los protagonistas de sus imágenes. Se implicaba tanto en la escena que formaba parte de ella, se aprecia perfectamente en muchas de sus fotografías que la mirada de uno de los implicados en la escena lo hace partícipe de la misma. La proximidad en algunas de sus fotos llega a ser hasta violenta. En esa época gracias a Dios la curiosidad por ver una cámara enfocándote podía más que la incomodidad por la pérdida del anonimato y la intimidad del sujeto fotografiado. Además Klein fue una persona hábil para ganarse el beneplácito de su objetivo o buscar un momento robado.
Es impresionante la capacidad de Klein para capturar varias capas en la misma foto, tanto espaciales como temporales. En una foto se ven tres generaciones de personas y cada una de ellas en una profundidad distinta, simplemente genial.

Conciertos, manifestaciones pro derechos de la sexualidad que cada uno elija, eventos deportivos, reuniones de la alta alcurnia, hay de todo en esta exposición y todo cuenta una historia. No se me borra de la cabeza la imagen de unas señoronas de «clase alta» devorando sus platos en una comida improvisada como si fuese a ser la última. Tampoco se podrán borrar las impactantes imágenes de esos chicos de infancia robada rodeados de vicio y peligros.

Viajero que supo capturar «la calle» de cada uno de los sitios que pisó. En esas ciudades atrapó la humanidad que allí existía, la más real y sin adornos, todo con un texto implícito que todos somos capaces de leer. Hay que ser un gran artista para poder transmitir sin palabras.

Hay imágenes estáticas por supuesto, pero sobre todo hay imágenes en las que se masca el movimiento. Hasta parece que vemos parpadear las luces de Brodway ante nosotros.

Fue un maestro de la fotografía de moda, lo demostró entre otras publicaciones en Vogue y plasmó una extravagante paleta de colores en sus fotos pero yo sin duda me quedo con sus blancos y negros.

Un servidor junto al boxeador-pintor. Una de las obras de Klein en Japón.

Su etapa en Japón deja curiosas imágenes como las de los bailarines mezclados con el tráfico o el boxeador que pinta con sus puños envueltos y empapados en pintura golpeando una pared en un extraño climax.

De allá por donde pasara nos deja un material documentativo de la humanidad de la sociedad cosmopolita moderna, con sus alegrías y tristezas, decadencias y virtudes, pero siempre con la esencia de un hombre que se regocija ante lo que observa frente a sus ojos.

No digo más y dejo unas imágenes de la galería para poner los dientes largos al que no pueda ir, pero insisto, si se puede hay que visitarla. Por cierto, la edición española que se vende del libro de la exposición no llega a ser tan buena como la de otros países, no hay tantas fotografías ni están tan bien seleccionadas, no entiendo el motivo pero lo he visto referenciado por varios compradores del mismo.

Festival Aéreo – Motril Airshow – Granada 2019

Prepara el cuello para ver dibujar en el cielo.

Como viene siendo ya un clásico la semana que entra podremos disfrutar de la XIV edición del Festival Aéreo que se celebra anualmente en la Playa de Poniente-Motril-Granada.

El Domingo 30 de Junio desde las 11:00 h. habrá espectáculo para todos. Los niños soñarán con ser pilotos y los mayores volveremos a ser niños.

Todos los años nos sorprenden presentándonos espectaculares aparatos aeronáuticos tanto de salvamento como de protección (suena muy feo decir de guerra).

Para disfrutar de sus pasadas a baja altura, sus acrobacias y hacer unas cuantas fotos de las que sería difícil hacer en otras condiciones tendremos que llevar un equipo indispensable y no me refiero a la cámara de fotos, que por supuesto esa no se nos olvidaría. Me refiero a algo tan simple como una buena gorra o sombrero que nos tape bien del sol y una botella de agua, porque vamos a pasar horas al sol y no es cosa de tomar a broma.


Una sombra se agradece. Estos bulldog fueron rápidos.

En cuanto a tomar fotos lo pasarémos pipa porque se nos acercarán tanto esas máquinas que nos dejarán capturar todo lujo de detalles. Qué fácil parece su manejo cuando el que está a los mandos de esos aparatos es un profesional.

Respecto a los parámetros de disparo de nuestra cámara tendremos varias opciones. Podremos mantener abierto a tope nuestro objetivo sabiendo que la distancia nos mantendrá toda la imagen que nos atrae en hiperfocal y a la vez haremos que sea mucho más rápida la toma, o por el contrario podremos cerrar un poquito nuestro diafragma y así cojer un poquito más de detalle con un mayor contraste buscando el punto dulce de nuestros objetivos y a la vez bajar ligeramente la velocidad de disparo que puede ser interesante si lo que fotografiamos es un helicóptero u otro aparato con hélices. Estas se verán con un poco de movimiento y acrecentará el ritmo de la foto. Si la foto es excesivamente rápida quedaría raro ver una hélice totalmente detenida, inmóvil.  Para gustos colores. El sol nos permitirá hacer lo que nos plazca en ese aspecto. Por desgracia coincidirá que probablemente en una orientación, si miramos concretamente al este nos producirá un contraluz importante así que salvo algún detalle creativo mejor haremos las fotos hacia el sur o hacia el oeste. Nos iluminará mejor el motivo.
Tampoco estaría de más dar leves descansos a la cámara porque si la mantenemos encendida durante todo el espectáculo y encima disparamos ráfagas podríamos estar dándole un buen calentón. Tenemos que cuidar de nuestro equipo.

Como probablemente usaremos en casi todo el espectáculo aéreo nuestro «tele» también tendremos que darnos a nosotros el mismo descanso que a la cámara. Podemos terminar con el brazo bastante agotado.

Sólo queda desear que el que vaya lo pase en grande. Dejo unas fotos de ejemplo de una de las anteriores ediciones a la que pude asistir:

Entre Artistas – Jean Marie Del Moral

Joan Miró, Apel-les Fenosa, Hernando Viñes, Antoni Clavé, Robert Motherwell, Baltasar Lobo, Roy Lichtenstein, Erró, Pierre Soulages, Antoni Tapies, Eduardo Chillida, Rafael Canogar, Antonio Saura, Antonio López, Luis Gordillo, Eduardo Arroyo, Antonio Seguí, Fernando Botero, Marina Abramovic, Julian Schnabel, Miquel Barceló, Ai Weiwei, Maurizio Cattelan, Takashi Murakami, Damien Hirst, Manolo Valdés, Lucio Muñoz, Esther Ferrer, Frank Stella, James H.D.Brown, M.Ángel Campano, José María Sicilia, Rafael Joan, …y muchos más.

Organiza CajaGranada Fundación y Fundación Cajasol, producida por el Ministerio de Cultura y Deporte.
Expuesta desde el 02 de Mayo al 14 de Julio de 2019 en el Centro de Exposiciones CajaGranada Puerta Real, Granada. Abierta incluso Domingos y festivos.

Jean Marie Del Moral con más de 50 retratos de otros tantos artistas nos muestra el taller cuna de su arte, sus pequeños universos creativos, donde desarrollan su propio yo. Desordenados, sin lujos, a veces mal iluminados, resumen el mundo interior del artista. Lofts, pabellones abandonados, granjas sin uso, en general espacios recuperados fuera de la urbe se hacen lugares predilectos.

Jean Marie Del Moral ha sido testigo desde los años 70 de la evolución de artistas tanto republicanos exiliados como otros ya en época democrática para terminar fotografiando en la actualidad a los personajes más relevantes en el ámbito internacional.

Para Del Moral, convivir con los objetos que rodean al artista hace que apreciemos y disfrutemos la obra del artista de una manera más amplia. El atelier contiene «el aliento vital» del artista, sus rituales y magia, siendo más casa que su casa, donde construir y destruir su mundo interior.

Del Moral intenta con sus fotografías analizar el valor humano de estos espacios que sacan a la luz aspectos psicológicos del artista. Quizá lo hace posible por su experiencia en la vida, en la que aprendió de su dureza por ser hijo de exiliados en Francia.

A algunos autores los presenta de manera sobria otorgándoles un aspecto ilustre y otros muestran su despreocupación y naturalidad en posturas y gestos cotidianos.
Los autores se sienten cómodos rodeados de sus objetos y piezas. Son parte de su todo.

Vemos habitaciones modernas y luminosas como la de Hernando Viñas en París ó lofts como el de Francesco Clemente en Nueva York. Hay fotografías que desvelan procesos creativos y otras tomadas en momentos de descanso y reflexión. Miradas traviesas como las de Damien Hirst o Maurizio Cattelan.

Todas estas obras buscan transmitirnos un segundo plano de cada uno de los retratados.

Interesante la exposición que nos trae la Fundación CajaGranada de este francés que desde los 14 años ha ligado su vida a la imagen y a sus connotaciones más humanas.

A mi parecer, la mayoría de las fotografías son muy correctas en su composición, profundidad, elección de color o blanco y negro pero hay otras que carecen de todo ello. Da la sensación de que en algunas y tras haber echado un buen rato con el artista como buenos amigos hiciera la foto de manera atropellada porque tuvieran algún quehacer y le hubiera faltado más tiempo para bordarla como otras de la serie. Para mi gusto uno tiene que ir dispuesto a observarlas con tiempo y buscar detalles  habiéndose leído antes la guía explicativa de la exposición. Pero para opiniones …colores, como se suele decir.

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