V-J Day in Times Square - El anuncio de la rendición de Japón.
El 15 de Agosto de 1945 el presidente Harry S. Truman (trigésimo tercer presidente de Estados Unidos) anunció el fin de la Segunda Guerra Mundial y en Time Square la gente no cabía de alegría al resonar por cada esquina la noticia, «Japón se rendía», la victoria en la inacabable lucha era un hecho.
Muchas fueron las publicaciones que ilustraron el momento pero fotográficamente hubo algunas imágenes que marcaron un hito.

En concreto vamos a referirnos a una que todo el mundo reconoce y ha visto cientos de veces. The Kiss (el beso), o el V-Day(el día de la victoria). ¿Foto tomada por Alfred Eisenstaedt?¿O quizá era de Victor Jorgensen? Bueno, en realidad….la tomaron ambos incluso puede que más gente en aquella calle. Misma foto del mismo instante con un ángulo distinto. Una cierra el plano más que la otra, el efecto no es distinto.
La de Alfred,(una de las cuatro que tomó) fue portada de la revista Life y la de Victor Jorgensen la publicó el New York Times.

En esta foto aparece un marinero besando de una manera aparentemente apasionada a una supuesta enfermera. Era la foto que cada reportero gráfico soñaba tomar para exaltar la alegría y el amor por la vida de todos a los que había arrastrado la Gran Guerra y ahora se veían liberados de esa tensión y temor acumulado.
Curiosamente dicha foto no fue tomada el mismo día del anuncio del fin de la guerra sino que fue tomada antes, el 14 de Agosto, pero en las calles ya se respiraba un espíritu triunfante.
Esta foto se habrá expuesto como ejemplo en infinidad de tutorías, clases y talleres haciendo alusión al buen ojo del fotografo, a la captación del momento decisivo, el instante preciso en el que un remolino de buenos sentimientos hizo que dos humanos se fundieran en lo que más nos une, el amor a la vida en paz.
Por lo menos eso es lo que todos queríamos creer o nuestro subsconsciente nos decía.
Pero como ocurre muchas veces no todo lo que reluce es oro. Y el mito de esta foto cayó cuando se investigó con la mejor intención la situación y a cada uno de sus partícipes.

El que no quiera llevarse un chasco que no siga leyendo…
El caso es que el marinero, un tal Glenn Edward McDuffie (George Mendonsa) volvía de haber estado de servicio durante dos años en Okinawa junto a sus compañeros. Aquel día se citó en el Radio City Hall como posteriormente se supo con la que fue años después su mujer. Se habían conocido a través de cartas y tenían mucho de que hablar en persona. Tras salir de aquel lugar lleno de ruidos fueon cambiando de bar y él, que ya había bebido bastante alcohol, llegó el momento en que necesitó salir a tomar el aire.
La gente en la calle no hablaba de otra cosa, todo el mundo estaba pletórico y muchas personas y parejas se abrazaban y besaban felizmente.
Con el exceso de alcohol que portaba el marinero no se le ocurrió otra cosa que agarrar a la primera chica que pasó cerca e hizo lo que tantos otros. No la conocía de nada. La chica con atuendo parecido al de una enfermera se llamaba Edith Shain y realmente trabajaba en una clínica dental.
Fue tal la sorpresa de ella al encontrarse con el marinero que le plantó el beso que no supo o no pudo reaccionar de ninguna manera y como a su alrededor eran muchos los que actuaban de igual manera no lo interpretó como lo que hoy en día consideraríamos una agresión en toda regla contra la persona de esta mujer. ¡La estaba besando un hombre borracho sin permiso!
Yo me incluyo dentro de los miles de personas que habían creído ver una escena romántica ante mis ojos y reconozco mi perplejidad al conocer estos datos.
Hoy en día esto o no hubiera ocurrido o por supuesto ella hubiera sabido reaccionar de otra manera ante tal abuso. En aquel momento bien fuese por la sorpresa o por la educación sexista que predominaba entonces, ella no lo consideró un asalto a su espacio personal, a su intimidad, a su feminidad ni a su capacidad de elección. Ni siquiera cuando habló del momento en distintas entrevistas.
George(Glenn)…¡eso no estuvo nada bien!
Del desafortunado incidente gracias a dios no salió nadie traumatizado y por otro lado hay que reconocer que el efecto que logró aquella imagen fue transcendental. Cualquiera que viese la foto se emocionaba y sonreía contagiado por su esencia, aunque fuese ficticia.
Era tal el aspecto icónico de la imagen que incluso se instalaron varias esculturas rememorándola. Tras conocer la realidad del asunto alguna sufrió ciertos vandalismos.
Han sido varios los artistas que han parodiado y modificado la escena. Me quedo con esta variante más critica como revancha sexista.

A lo largo de la historia han sido muchas las fotografías que han podido llevar a sabiendas o no al espectador a un estado emocional determinado que distaría mucho de ser el mismo si se supiesen todos los detalles de dichas situaciones.
Con esto se demuestra el poder de la imagen. Una sola puede mover los cimientos de la sociedad.