
¿Te ha ocurrido que cuando pasas la foto de tu cámara al dispositivo de retoque y posteriormente la visualizas en otro dispositivo o la imprimes, no ves la misma foto?
Prueba a usar el Perfil de Color que más se amolde a tus fines.
El perfil de color o espacio de color es simplemente un sistema de interpretación del mismo, la manera de organizar y mostrar el espectro visible de la luz. Cada uno de ellos pinta los pixeles de la imagen de forma distinta.
Cada perfil toma como base unos colores primarios, los cuales mezcla a su manera. Según qué colores primarios tomen tendremos los siguientes Modos de Color:

–RGB: Rojo, verde y azul. El más usado por televisores, monitores, cámaras, etc.
–CMYK: Cian, magenta, amarillo y negro. El más usado por dispositivos que usan tinta. Trabaja con los colores complementarios al anterior modo.
–Color Lab: Independiente del dispositivo, asegura una conversión fiel a los colores que percibe el ojo humano. Dispone de tres canales: Luminosidad, A y B.
Los perfiles de color más usados por nuestros programas de edición habituales son :
–sRGB: Trabaja con una gama muy reducida de colores. Es el estándar de Internet.
–Adobe RGB(1998): Tiene una gama mucho mayor de colores, es el más utilizado. Con él se suelen editar imágenes para su posterior impresión, pasando antes por la conversión a CMYK.
–Prophoto RGB: Es el más actual. Abarca colores que incluso el ojo humano es incapaz de ver. Una información tan basta de color puede hasta complicarnos la edición.
Es el perfil en el que trabaja de base Lightroom.
En cámara esto solo tendremos que tenerlo en cuenta si disparamos en Jpeg porque si lo hacemos en RAW será indiferente al necesitar abrirlo en un programa de edición posteriormente. La pantalla de nuestra cámara no muestra el RAW como tal, solo muestra una representación en jpg de esa imagen con los matices y parámetros propios de la marca.

Muchos creerán que lo más necesario es un buen calibrado de monitor. Pero si bien es importante para que la imagen sea lo más fiel a la realidad, no podemos olvidar el procesado en nuestros dispositivos de edición dependiendo del soporte donde vayamos a presentarlo.
Nuestras pantallas tienen un gran rango dinámico y siempre que pasemos una foto a papel, que tiene mucho menos rango, perderemos contraste. Se sacrificarán zonas de brillos( altas luces), zonas de sombras o las dos.
Por lo tanto al trabajar la foto no deberemos exceder el rango dinámico que tiene el papel. Podríamos destrozar el cielo de un paisaje o perder los detalles de una zona oscura.
Hemos de saber que los negros en pantalla los representa la ausencia de luz y en papel por el contrario tienen que pintarse. Como cualquier laboratorio de impresión que use un perfil de color en particular no tendrá objeción en decírnoslo o incluso pasárnoslo, hemos de aprovecharlo y usarlo cuando convenga.
Un ejemplo podría ser la empresa online SAAL Digital, que nos ofrece infinidad de servicios de impresión de gran calidad en distintos soportes y para el caso del papel nos permiten descargar los perfiles adecuados que más se ajusten a nuestro fin.

Nuestro trabajo lo realizaríamos con el gamut más amplio que nos interese y una vez finalizados los ajustes y edición podremos convertir al perfil de salida, que puede ser más escaso de información pero nunca al contrario, nunca convertiremos a un perfil más completo. En ese caso tendría que inventarse información.
De ahí que en nuestra edición lo primero que podríamos hacer es asignar a nuestra imagen, que estaba tomada con el espacio de color más amplio que permite nuestra cámara, el espacio de color final que nos interese. Y decimos asignar que no convertir, porque de esa forma el programa de edición nos irá mostrando como se verá el resultado final pero trabajando con toda la información del perfil inicial. Una vez finalizado el retoque convertiremos la imagen como último paso. Si convirtiéramos la imagen antes de la edición trabajaríamos con menos datos, con menos información, no hay necesidad de restar ese plus de calidad al trabajar. Ocurre exactamente igual si nuestra finalidad es hacer una impresión en CMYK. Convertiremos la imagen a CMYK sólo después de haber hecho la edición con el espacio previamente asignado.

Para enrevesar aún más la cosa la conversión podremos realizarla con varios métodos de conversión que pueden ser el colorimétrico relativo, el absoluto o el perceptual.
-El relativo: Todos los colores originales que no puede reproducir son reemplazados por el color más próximo y jugando con la saturación. Todos los demás colores no cambian. Se pierden tonos y matices haciendo la imagen más plana. Se suele usar para fines de impresión ya que deja de lado el punto blanco de la imagen captada teniendo en cuenta que adquirirá el blanco del soporte papel.
-El absoluto: Es bueno cuando se requieren colores precisos. Si el color no es igual, entonces busca el mas cercano para que iguale. Omite los colores fuera de rango pero intenta igualarlos jugando con el brillo. Es similar al Relativo, con la diferencia que preserva el punto blanco a través de la conversión y no se ajusta por el blanco del papel. Por esto, las áreas blancas pueden resultar amarillentas o azuladas, ya que la impresora intenta emular el punto blanco del perfil de entrada.
Este ajuste proporciona la máxima precisión al convertir colores RGB a CMYK, incluido el blanco de origen.
-El perceptual: En este modo se intenta mantener todos los matices del color, por lo que imprimirá todos los tonos pero perdiendo saturación dentro del límite del espacio de destino. Los intenta encajar dentro del rango de destino. Los colores cambiarán pero no tendremos una situación tan plana como la del colorimétrico relativo. Va muy bien por ejemplo para pasar de espacios muy amplios a otros más escasos. Ejemp.- De ProphotoRGB a sRGB.
Si vuestro proyecto va enfocado a la visualización web exclusivamente tened cuidado con la gestión de algunos alojamientos fotográficos que suelen hacer compresiones muy bestias en las imágenes modificando los perfiles que tuviéramos asignados pudiendo distar mucho del acabado que tuvieran. Del mismo modo algunos navegadores aplican cambios de perfil a su antojo o directamente los obvian. Mejor incrustar pues el perfil sRGB para que no tengan lugar a dudas. Los navegadores que suelen portarse mejor en esa gestión del color suelen ser Firefox y Safari.
Es una información densa y todo parece muy lioso en un primer momento pero si hacemos nuestro este flujo de trabajo lograremos un resultado más profesional. La imagen que tendremos ante nuestros ojos será la que debía ser, la más fiel a la original.